Este es un diario de ficción. La realidad contiene efectos especiales.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

¡¡Pedazo de Hipster!!



Luego de largos meses de inauguración y retrasos, he decidido iniciarme como bloguero. Como ven, no sé nada de diseño web, simplemente me robé un "template" de una página cuyo nombre ni siquiera recuerdo, y ahora escribo con la intención de publicarlo como primer post (bueno, de hecho el segundo, contando la estupidez de poema de baño público anterior) y listo. No sé como poner ese montón de gadgets-widgets or those english web names I can't understand. Bueno, el hecho es que ahora las historias se han transformado de una manera nunca antes imaginada, ya que la realidad cotidiana se ha convertido en objeto de interés colectivo en nuestros días. Si yo cuento la historia de mi vida, puede que otra persona la lea, y esto ya significa todo un milagro de la comunicación, aunque muy probablemente quién lea mi historia considerará que ha perdido valiosos minutos de su tiempo. Y es que la historia de una persona, a mi modo de ver, no consiste solamente en el relato cronológico de sus hechos de vida, sino también la inmersión en el mundo interno individual, y su exposición anteriormente podía considerarse un privilegio. Es algo así como cuando antes tenías que jalarle el camión de bolas a tu novia (hablo de los hombres jóvenes heterosexuales) para poder probar las delicias del sexo, así solo fuera tocar un poco, o el tan popular "fingering". En esta época, ya son solo referencias aquellas anécdotas de aquellos chicos que preparaban todo un discurso como: "Yo te quiero, tú me quieres, somos grandes...vamos a probar, te prometo que esta será nuestra prueba de amor." Y las bobas caían deslumbradas ante su "romántica" pareja. Dile eso ahora a una chama, y muy probablemente responderá: ¿Qué? ¡Mételo ya, gafo! Así mas o menos percibo en fenómeno de la web 2.0, como un cambio radical, casi milagroso, y en términos básicos, bastante positivo. El facebook ya da ladilla, es verdad...a veces, si alguien me interesa, le averiguo la vida, las fotos, si conoce alguien que yo conozca, y en muy raras ocasiones, si creo que es interesante, le escribo (por supuesto, luego de pensar muchas veces si el/la otr@ creerá que estoy desesperado), pero el twitter es otra cosa...realmente me gusta, y no necesito instalarme en una PC para poder disfrutar de una experiencia casi completa de navegación web. Aún no uso ni Tumblr ni Flickr, ni nada de esas páginas carentes de vocales (creo que ni siquiera he escrito bien los nombres), pero no niego que son magníficas herramientas, al menos de ocio.


Ahora bien, esto ha traído a colación otro fenómeno también de los nuevos tiempos. Bueno, realmente no es un fenómeno nuevo, incluso forma parte de la condición humana, pero nunca se ha visto de la manera como las vemos ahora, y esto es la obsesión por ser diferentes. Si usas camisas de cuadros, cuellos en V, cardigans, skinny jeans, o te crees genial por comprar en Zara y Bershka, si te la pasas escribiendo malintensidades por twitter, usas botas Dr. Marteen, o te sientes divin@ despreciando personas que realmente se interesan por ti porque piensas que estás muy por encima de nivel, pues créeme, en el mundo hay MILLONES de seres igualitos a ti. Incluso, aunque ese tipo de gente aquí en Venezuela no es tan numerosa y por ello sean considerados sifrinos medio diferentes, en otras latitudes pues...ya está pasadito de moda. Pero sí, existe una obsesión por la "individualidad". Que por cierto, no es tal. Es realmente una obsesión por encajar en un grupo, y mientras mas "exclusivo" sea este, pues mucho mejor. Una obsesión por ser admirados, por ver que te siga un gentío en las redes sociales, o que cada enigma literario que coloques como estado tenga muchos "me gusta". La verdad a mí también me encanta la atención, y creo que ya me estoy empezando a sentir extraño por la contradicción de escribir en un blog para que me lean y criticar al mismo tiempo esta acción. Bueno, la verdad ya me volví un ocho. Mejor me preparo un taquito de creepy...me hace falta.

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